Perfil competencial del alumnado: Comunicación oral y escrita
Ofrecer habilidades, virtudes y fortalezas a nuestro alumnado es uno de los principales objetivos que nos planteamos desde el CES S. Ramón y Cajal. Con este fin, hemos diseñado un perfil competencial, formado por 15 habilidades profesionales, con las que esta institución educativa se siente identificada y mediante las cuales poder ofrecer una formación más completa y de calidad a la sociedad.
Vivimos en un entorno educativo y profesional cada vez más exigente, donde la autodisciplina, la gestión del tiempo y la capacidad de resolver problemas de manera autónoma, entre otras muchas competencias, son habilidades cada vez más valoradas y demandadas. Así pues, resulta crucial entender y fomentar estos hábitos desde temprana edad.
COMUNICACIÓN ORAL Y ESCRITA
La tercera competencia que queremos abordar este curso es la de Comunicación oral y escrita.
La comunicación es la base de la educación, la chispa que enciende el aprendizaje real en un centro educativo. Hablamos de una herramienta esencial que permite la transmisión efectiva de conocimientos, favorece el desarrollo de habilidades críticas y promueve la interacción y colaboración entre estudiantes y docentes. A través de la expresión clara de ideas, los estudiantes no solo aprenden a argumentar y persuadir, sino que también desarrollan su pensamiento crítico al debatir y compartir perspectivas. Además, la comunicación fortalece las relaciones en el aula, creando un ambiente de confianza que potencia el proceso educativo. En conjunto, estas habilidades son fundamentales para enfrentar con firmeza y creatividad los desafíos de un mundo en constante cambio.
Aquí se detallan algunas de las razones más importantes por las que es fundamental impulsar esta competencia:
- Transmisión de conocimientos: permite transmitir conceptos complejos de manera accesible, asegurando un aprendizaje más efectivo. La relación de los conocimientos teóricos con situaciones prácticas y reales ayuda a entender la relevancia de lo que se aprende. Esto hace que el conocimiento sea más significativo y duradero.
- Interacción y colaboración: la comunicación anima a los estudiantes a involucrarse en el aula, a compartir sus perspectivas y colaborar con sus compañeros, promoviendo un ambiente de aprendizaje inclusivo y dinámico. El debate, por ejemplo, es una herramienta efectiva para que los estudiantes confronten ideas opuestas, desarrollen argumentos sólidos y aprendan a defender sus posiciones. Esto fomenta el respeto por perspectivas distintas y mejora su capacidad para argumentar con fundamentos.
- Evaluación del aprendizaje: la comunicación es una herramienta de la evaluación. El desarrollo de ensayos, pruebas escritas y presentaciones permite evaluar no solo el conocimiento del alumnado, sino también su habilidad para comunicar de manera efectiva.
- Fomento del pensamiento crítico: para emprender el pensamiento crítico en el aula, hay que transformar el espacio de trabajo en un campo de ideas vibrantes y cuestionamientos audaces. Hacer preguntas abiertas, animar al debate y resolver problemas complejos no solo impulsa al alumnado a profundizar en sus ideas, sino que también les enseña a analizarlas con rigor y creatividad. Además, crear un ambiente seguro, donde los estudiantes reflexionen sobre sus propios procesos y errores, los fortalece para enfrentar cualquier situación con una mentalidad crítica, abierta y autónoma.
- Construcción de relaciones: la creación de un vínculo social cordial constituye la base para conseguir un ambiente donde las personas se sientan seguras, valoradas y motivadas. Una buena comunicación genera un ambiente de confianza y cooperación, lo que mejora la calidad del aprendizaje.
- Resolución de conflictos: comunicar de manera efectiva y respetuosa es clave para resolver disputas o malentendidos en el lugar de trabajo. Escuchar y expresar opiniones de manera clara y asertiva promueve un ambiente educativo y laboral armonioso.